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“La insoportable levedad del ser”

 

La primera vez que lo leí, tenía 21 años y tal vez condicionada por quién me lo regaló y obcecada con cuál sería su intención, no supe valorarlo. Pensé que se trataba en suma, de unas historias fallidas de amor y sexo protagonizadas por personajes bastante perdidos.

Pero el título me impactó para siempre, la frase sonoramente musical (el autor tiene  formación que le permitió en algún momento de su vida salir del paso) el tremendo contenido que encierra, qué daría yo porque se me hubiera ocurrido a mí esa sentencia que casi puede resumir el concepto de la vida…

Después de tres décadas he vuelto a él. Ese título seguía atrayéndome. Es un pequeño tratado de filosofía, un ensayo de antropología, un compendio de política desde la experiencia vivida. Hay frases, párrafos enteros que merecen quedar enmarcados para el recuerdo. Todo esto y más. De fondo, unos personajes que intentan lidiar con el enorme peso de la vida al tiempo que constatan que cualquier pequeña variación en ella pudiera haber conllevado un resultado completamente diferente. La vida no se ensaya, se yerra porque no hay posibilidad de borrador. La teoría del eterno retorno: ¿Y si hubiera varios planetas en los que vivir la misma vida sin repetir errores gracias a la experiencia vivida? En el quinto planeta cometeríamos otros errores probablemente. Después de años he vuelto a conocer a Teresa, Tomás, Sabina y Franz y les veo con otros ojos. No comparto pero comprendo, ya sin la ignorancia y soberbia de los 20, con la compasión que merecen, su lucha particular para seguir viviendo. La vida es, en ocasiones, una carga muy pesada y asumir que nuestro paso deja una huella tan liviana puede resultar complicado.

A quien interese: esta extraordinaria novela merece ser leída no sólo una sino más veces, dejando pasar el tiempo, para poder comprender con la enseñanza que te proporciona vivir, todo lo que su autor, Milan Kundera ha querido expresar.